Hace un par de años finalizo mi etapa laboral. Era principio de año y decidí que como ya estaban empezadas todas las actividades yo me lo tomaba como “año sabático”. Pasé por una etapa muy gratificante dedicada a la desconexión y a soltar lastre de todas las responsabilidades que conlleva la vida laboral, disfrutar la libertad de no tener horarios, estar siempre disponible para cafés, celebraciones familiares, con amigos, viajes en temporada baja….

Fue a mediados de verano cuando empecé a sentir que necesitaba llenar mi vida con alguna nueva ocupación y no tener que preguntarme todos los días, qué hago hoy. Fue entonces cuando me llama una compañera y me comenta que se acaba de matricular en IV Ciclo y que finalizaba el plazo para la matrícula al día siguiente. Estaba fuera de Santiago, pero a las 10h. del siguiente día ya estaba en la secretaría para realizar la matricula y elegir las asignaturas que quería cursar.

El primer día de clase acudí a la facultad entre nerviosa y curiosa por conocer a mis compañeros y profesores. Fue interesante porque el profesor nos pidió que nos presentáramos y explicáramos porque estábamos allí. La gran mayoría éramos personas que habíamos finalizado la etapa laboral y sentía la necesidad de continuar con una vida activa, aprender y pasarlo bien. Ese también era mi caso. El no tener que preguntarme todos los días «¿Y hoy qué hago?”. Y la otra característica que me agradaba del grupo era que la mayoría éramos mujeres.

El IV Ciclo para mi significa, volver a tener una ocupación y aprender materias nuevas unas y otras no tanto pero sin presión ni estrés sino por placer, salir de casa las tardes de lluvia de invierno, conocer gente de ámbitos muy diversos pero que compartimos una misma situación e inquietudes, poder participar en seminarios a los que no tendría acceso, ni me hubiera enterado de su existencia, y participar en debates y puntos de vista distintos, hacer visitas a museos, salidas de campo por la noche a ver las constelaciones, estrellas, planetas….

El IV Ciclo me está sirviendo para disfrutar y apreciar más el tiempo libre porque me hace ilusión tener vacaciones y que se acabe el curso, pero sé que a la vuelta voy a seguir teniendo una ocupación placentera y gratificante y que me voy a reencontrar de nuevo con mis compañeros. Es un poco volver a la infancia y juventud. Por todo esto estoy agradecida a la USC por pensar en las personas mayores de 50 años, que somos un colectivo cada vez más numeroso, por brindarnos esta oportunidad de seguir aprendiendo y enriqueciendo esta fase de nuestra vida y hacer que sea más interesante.

Autora: Colaboración alumna de IV Ciclo de la Universidad de Santiago de Compostela