PREMIO MEJOR INVESTIGADOR JÓVEN EN CIENCIAS BÁSICAS 2022-2023: EDUARD MINOBES MOLINA. Centro: DEPARTAMENTO DE CIENCIAS DE LA SALUD BÁSICAS. UNIVERSIDAD DE VIC, BARCELONA

  • Enhorabuena por el Premio al Mejor Investigador Joven en Ciencias Básicas ¿Cuál es la línea de trabajo que sigues y que resultó premiada?

¡Muchas gracias! Estoy muy satisfecho por este reconocimiento de la SEGG, una entidad científica de prestigio, con 75 años de historia y en la que tradicionalmente han predominado profesionales de la medicina. Sin embargo, para fomentar el envejecimiento saludable que proclama la Organización Mundial de la Salud, se necesita un enfoque interdisciplinario, en el que enfermeras, psicólogos, nutricionistas, terapeutas ocupacionales o fisioterapeutas tengan un rol relevante. En mi caso, soy fisioterapeuta y el área de investigación que más me apasiona está relacionada con los efectos de la práctica del ejercicio terapéutico en personas mayores, en aspectos como el equilibrio, la sarcopenia, el dolor o la fragilidad. Sin embargo, debido a la participación en diferentes proyectos de investigación o direcciones de tesis doctorales, en los últimos años la investigación realizada se ha abierto también a otros ámbitos relacionados con el envejecimiento, como son los residentes geriátricos, la salud pública o la dependencia.

  • ¿Cuál es tu motivación a la hora de investigar en el campo de la Geriatría y la Gerontología?

Como profesionales de la salud estamos ante un reto global: el envejecimiento poblacional. España encabeza la clasificación de los países más envejecidos del mundo. Esto puede considerarse un éxito, pero actualmente la brecha entre la esperanza de vida y la esperanza de vida sana cada vez es mayor, en resumen, se viven más años, pero estos últimos suelen ser de dependencia funcional. Por tanto, tenemos por delante el reto de mantener la calidad de vida, y la capacidad física y mental durante el mayor tiempo posible. La discapacidad tiene un elevado impacto sanitario y socioeconómico en la población general; prevenirla y retrasarla es un desafío para la salud pública. La fisioterapia puede ayudar a prevenir o revertir esta discapacidad mediante herramientas como la educación y el ejercicio terapéutico, que la literatura científica ha demostrado que son baratas, efectivas y seguras para prevenir patologías cardiovasculares como la obesidad y la diabetes, frenar el deterioro cognitivo, reducir el riesgo de caídas y retrasar la dependencia funcional.

  • ¿Qué aspectos de los resultados de tu investigación sobre funcionalidad o actividad física crees que tiene mayor aplicación práctica para la mejorara de la calidad de vida de las personas mayores?

Más que resultados en concreto, creo que debe haber un cambio de mentalidad en general: de la sociedad, de las mismas personas mayores e incluso de los profesionales. La infancia, la adolescencia o la etapa adulta tienen fecha de caducidad, en cambio la etapa del adulto mayor cada vez es más longeva, ¡así que ahí hay que añadir vida a los años! Es básico dejar de ser edadistas o sobreprotectores con las personas mayores y centrarnos en su capacidad funcional para realizar las actividades de la vida diaria. Por eso deben superarse ciertos tabúes con las personas mayores, como por ejemplo que no pueden hacer ejercicio físico, cuando se ha demostrado que si se hace de acuerdo con las capacidades y motivaciones de la persona, es una herramienta que supera a cualquier medicamento, se tengan 20 o 90 años. Realizar intervenciones preventivas en estos perfiles nos será de gran ayuda para evitar la presencia de síndromes geriátricos o de las patologías más prevalentes.

  • ¿Qué papel debe jugar la investigación en tu disciplina para la mejora de la calidad de vida de las personas mayores?

Es básico, no solamente en mi disciplina, sino en todas las relacionadas con la salud y el bienestar social, ya que para mantener o mejorar la calidad de vida de las personas, estás deben recibir una atención integral. Como profesionales científicos que somos, todas nuestras intervenciones deben estar basadas en la evidencia descrita en la literatura. Además, los complejos y dinámicos cambios que existen tanto a nivel demográfico, como social o sanitario hacen que debamos estar preparados para dar respuesta a las necesidades de la ciudadanía, un ejemplo lo tenemos con la eclosión de la pandemia por COVID-19. Las partidas presupuestarias en salud, educación e investigación deberían ser prioritarias en las políticas públicas, puesto que se ha demostrado que no es un gasto sino una inversión que repercutirá en toda la población. Por eso también veo importante que, en otros niveles, entidades como universidades, sociedades científicas o colegios profesionales también puedan ayudar dotando de recursos a estos investigadores.

¡Muchas gracias, Eduard! Enhorabuena por tu trabajo y por este merecido premio