La directora general de la compañía Amavir, Lourdes Rivera, recibió a principios de noviembre 2023 el premio Profesional del sector, otorgado por el Grupo SENDA. El galardón, entregado por José Fernández, delegado del Área de Gobierno de Políticas Sociales, Familia e Igualdad del Ayuntamiento de Madrid, es un reconocimiento por su trayectoria de más de 25 años en el sector sociosanitario y su dedicación al cuidado y bienestar de las personas mayores y dependientes.
En la edición XIV Premios SENDA se reconoció la labor de personas, instituciones, empresas y profesionales que se esfuerzan por mejorar la calidad de vida de las personas mayores y/o en situación de dependencia, y que fomenta la autonomía personal y el envejecimiento activo.
Amavir es una de las compañías líderes en España en la atención a personas mayores y dependientes. Nace en 2017 como fruto de la unión entre Amma y Adavir, dos empresas con más de 25 años de experiencia en el sector de las residencias de ancianos y centros de día para mayores. Presente en 7 Comunidades Autónomas y con una plantilla de 4.500 profesionales, gestiona un total de 43 residencias y unas 8.000 plazas (entre residenciales y de centro de día). Además, Amavir cuenta con una amplia oferta de plazas en régimen de residencia concertada en todos sus centros.

Dada la relevancia de estos premios para la mejora de la calidad de vida de las personas mayores, hemos entrevistado a Lourdes Rivera para conocer, en primera persona, qué significa este reconocimiento a su trayectoria laboral en un ámbito de especial relevancia para el colectivo de personas con 65 y más años.
¡Gracias, Lourdes, por tu tiempo. Y enhorabuena por este premio!
Enhorabuena por recibir el Premio SENDA profesional del sector. Durante su trayectoria profesional de más de 25 años en la asistencia socio-sanitaria dedicada a las personas mayores ¿Qué cambios asistenciales cree que han tenido más impacto positivo en la calidad de vida de las personas mayores usuarias de estos servicios?
Muchas gracias por la felicitación. A lo largo de este tiempo he visto cómo se ha ido profesionalizando el sector y eso ha conllevado una mejor atención a los usuarios. Tenemos una cartera de servicios mucho más amplia, hemos ganado en experiencia, mejorando y adaptando nuestros protocolos y pautas de trabajo a las necesidades de cada usuario, avanzando cada vez más en una atención individualizada. Hemos ganado también en comodidad, con centros que intentan ser una prolongación de los hogares, basados en unidades de convivencia. Y, por último, hemos dado también avances en el respeto a la intimidad y dignidad de las personas mayores, entre ellos, por ejemplo, la progresiva eliminación de sujeciones en residencias.
En el sector socio-sanitario, ¿cree que se debe tener más en cuenta la calidad de vida de las personas mayores cuando se adoptan decisiones sobre su salud?
Debemos poner a la persona en el centro de nuestro trabajo. Indudablemente, hay cuestiones organizativas que tenemos que tener en cuenta, porque en una residencia hay muchos trabajadores, turnos, procesos de trabajo. Pero, dentro de eso, tenemos que esforzarnos al máximo por respetar los deseos de las personas mayores acerca de cómo quieren seguir viviendo su vida. Y lo mismo con cómo afrontar la enfermedad o, incluso, el propio proceso de muerte. Creo que en esto estamos dando también pasos muy importantes, con los modelos de Atención Centrada en la Persona (ACP), los testamentos vitales y los documentos de instrucciones previas.
¿Qué habilidades personales y competencias profesionales cree que permiten a los profesionales socio-sanitarios, en contacto directo con las personas mayores, estar en mejor disposición de desempeñar su trabajo e impactar positivamente en su calidad de vida?
En este sector, los profesionales lo son todo, porque es un trabajo en estrecho contacto con las personas mayores, creando con ellos unos vínculos casi familiares. En este sector, se necesitan tener conocimientos técnicos, pero también habilidades personales, como la empatía y el cariño. Ambas cosas son fundamentales, porque las residencias somos hogares y debemos procurar que los mayores se sientan como en casa pero con todas las atenciones especializadas que requieren. Es por eso que debemos trabajar también en motivar al personal para que esté contento con su trabajo y en proporcionarles formación continua para que mejoren sus conocimientos y habilidades.
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